Todas las hojas cayeron lentamente.
El temporal desgarró algunas ramas
y el gélido viento detuvo la savia.
Es tiempo de hibernar.
Desde la habitación de cualquier hostal, en una ciudad cualquiera, Anna se desafiaba a sí misma. Un choque de realidad anestesiada con melancólicas melodías rockeras. El viento y la lluvia llevó a detener el reloj por un instante, donde la sal de unas lagrimas agudizaba el dolor de las heridas que intentaban cicatrizar. En la soledad y desde la distancia intentaba discernir los entresijos de su vida, y en definitiva, que necesitaba para poder ser feliz. Pero esa noche, languidecía bajos los acordes de esta canción..