En la quietud de la noche resuenan unos acordes que recuerdan al eco de un amargo desdén. Un suave lamento que eriza la piel de los fieles insomnes. Arriba, en el cielo, aparece con su solemne majestuosidad permanente, aquella que sólo se tiene cuando se acostumbra coronar el cielo. Miles de súbditos brillan bajo su atenta mirada y se preguntan que es lo que la aflige Nadie imagina que en su fuero interno ansía la llegada del alba, para perecer bajo el calor de su amado.
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Claro de luna del Lago de Lucerna (Joseph Mallord William Turner, 1841) |
Quizás fuera la luna quien inspirara este soneto o quizás no. Lo cierto es que no pasó a llamarse así hasta que un poeta y crítico musical alemán comparó esta pieza con el Claro de luna del Lago de Lucerna (Joseph Mallord William Turner, 1841). Previamente Bethoven la llamó
«Sonata Quasi una Fantasia per il Clavicembalo o Piano-forte composta
e dedicata alla Damigella Contessa Giulietta Guicciardi da Luigi van
Beethoven Opera 27 No. 2. In Vienna presso Gio. Cappi Sulla Piazza di
St. Michele No. 5.». En español,
«Sonata casi una fantasía para clavecín o piano,
compuesta y dedicada a la señorita condesa Giulietta Guicciardi, de
Ludwig van Beethoven. Op. 27, n.º 2. Publicado en Viena por Giovanni
Cappi, Michaelerplatz N º 5.»
La joven condesa Giulietta Guicciardi fue una alumna de Beethoven. Parece ser que entre lección y lección surgió un afecto mutuo (a pesar de que el maestro le doblase la edad). De hecho hay cartas donde se constata este hecho:
«Ahora vivo más feliz. No podrás nunca figurarte la vida tan sola y
triste que he pasado en estos últimos tiempos... Este cambio es obra de
una cariñosa, de una mágica niña que me quiere y a quien yo amo.»
Algunos indican que la inspiración de este soneto provino de este amor imposible que fue truncado al poco tiempo.
Existe otra versión en la cual Beethoven
irrumpe en la casa de una joven ciega al oírle
tocar desde la calle. Beethoven
estaba conmovido por la capacidad que poseía al tocar y como agradecimiento le ofreció una melodía
a la muchacha, de la cual poco después saldría la sonata entera.
Sea cual fuere la verdadera historia que se esconde tras esta sonata no deja lugar a dudas de la enorme sensibilidad y talento que tenía Beethoven. Sin lugar a dudas fue y seguirá siendo un genio de la música.