Muchas fueron las veces que intenté dibujar aquella historia. Nuestra historia. Nuestra realidad. Incluso le puse el marco de aquel cuaderno azul, del que nunca supiste. Bien, ahora lo sabes. Me recorrí varias librerías buscando el paraje perfecto para desbordar con palabras los recuerdos que empezaban a desvanecerse. Y llené páginas y páginas intentando grabar todos los detalles. Sin embargo, me dí cuenta que nuestra historia nunca podría quedar plasmada en el papel porque ya se quedó atrapada en las calles de aquella ciudad. Una historia entre otras tantas que guardará en su interior. Ahora el cuaderno descansa entre mis libros. Cumplió su función. Hace tiempo que lo comprendí y ahora te lo digo.
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